Su Santidad, Papa Francisco, Obispo de Roma
Le saludamos en nombre del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la comunión de 345 iglesias miembros, que incluyen iglesias ortodoxas, anglicanas y protestantes en más de 110 países. Junto con colegas de Ginebra, agradecemos esta oportunidad de reunirnos con usted, nuestro hermano en Cristo, junto con su Eminencia el cardenal Koch y otros estimados colegas del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Todos estamos incluidos en la oración de nuestro Señor y Salvador Jesucristo: "¡Que todos sean uno!" (Juan 17:21) Hoy damos gracias a Dios porque en el movimiento ecuménico, al que también la Iglesia Católica contribuye sustancial y fielmente, vemos expresiones significativas de ser uno, aunque todavía no la unidad completa visible. A través de importantes estudios en el CMI podemos afirmar que: reconocemos mutuamente el bautismo; confesamos juntos la única fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; y que las iglesias son enviadas al mundo con el llamado común a servir.
Creo que en nuestro tiempo Dios está abriendo nuevos caminos para la unidad de nosotros, y cómo el mundo puede ver a nuestra comunión en Cristo, particularmente en las formas que podemos servir juntos al mundo. El CMI se regocija porque el llamado a trabajar por la justicia y la paz, de profunda solidaridad cristiana y en beneficio de todos los seres humanos, es vista como un imperativo del Evangelio por tantas partes de la familia cristiana.
Su Santidad, le agradecemos por la forma en que invita a la cristiandad alrededor del mundo para no estar preocupados por si mismos, sino para compartir libremente el amor de Dios en palabras y Ministerio. Cuando estudiamos en el CMI su reciente exhortación apostólica, “Evangelii Gaudium”, nos quedamos impresionados por su acento en la alegría de compartir el Evangelio. También nos convence que esto es posible, a través de su tono personal, coloreado por su Ministerio como pastor y Obispo en Buenos Aires y Roma. Particularmente hemos notado cómo llama a recordar a los pobres y por lo tanto, a trabajar por la justicia económica.
El texto de convergencia de Fe y Orden: La Iglesia: Hacia una visión común (2013) habla claramente de la iglesia que sirve. En nuestra reciente declaración sobre la misión, Juntos hacia la vida: misión y evangelización en un paisaje cambiante, destacamos también cómo la iglesia debe ser inclusiva, compartiendo en misión por los marginados.
El CMI celebró recientemente su 10ª Asamblea, en Busan, Corea del Sur, agradecemos su significativo saludo (transmitido por su Eminencia, el Cardenal Koch). La oración de la Asamblea fue "Dios de la vida, guíanos a la justicia y la paz". La Asamblea asumió un texto sobre nuestro llamado a la unidad, buscando con humildad el regalo de la unidad como expresión de la vida que Dios nos ha creado, y para el cual la iglesia está llamada a ser un signo.
La Asamblea se comprometió con la comunión de las iglesias del CMI a participar en una Peregrinación de Justicia y Paz como el énfasis principal de nuestro trabajo. La Asamblea invitó a todas las iglesias y todas las personas de buena voluntad, a unirse. En nuestro tiempo, vemos cómo el mundo necesita y pide a la gente y los líderes de la fe que con humildad y valentía puedan contribuir a solucionar los conflictos y las crisis del mundo. Por lo tanto, Su Santidad, agradecemos particularmente su liderazgo y su acompañamiento, y por estar tan comprometido y sensible a las necesidades de justicia y paz en nuestro mundo.
De particular urgencia para el CMI son las preguntas en las áreas del cambio climático y la economía de la vida. El futuro de la humanidad está amenazado; los más pobres entre nosotros ya están sintiendo las peores consecuencias de ello. Animamos a usted y a la Iglesia Católica a estar con nosotros en la movilización de un verdadero cambio de mente, corazón y prioridades, en el gobierno, las empresas y la sociedad civil, particularmente como una respuesta al llamado del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, este año.
Al final de la primera Asamblea del CMI en 1948, las iglesias declaran su intención de "estar" juntas. En la Asamblea de 2013, las iglesias declaran su intención de "moverse" juntas. O, como usted ha dicho en Italiano: ¡Avanti!
La comunidad entera del CMI, pero especialmente nuestros hermanas y hermanos ortodoxos, recuerdan a los históricos dos peregrinos de justicia y paz que se reunieron en Jerusalén en 1964, su predecesor, el Papa Paulo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I. Todos los cristianos se regocijan por su peregrinación a Jerusalén este año, para encontrarse con su hermano, Su Toda Santidad, el Patriarca Ecuménico Bartolomé.
Durante muchos años el CMI ha trabajado y orado por la paz de Jerusalén y todos los pueblos que viven allí. Sabemos que la religión y la fe juegan un papel importante en el conflicto en lo que debería ser la ciudad de la paz. Creemos que sólo la paz con justicia en una ciudad compartida por tres religiones, en Israel y Palestina como dos Estados independientes, puede poner fin a la ocupación y la violencia en esta región. Le agradecemos sinceramente que vaya allí como peregrino, a la vez que está llamando urgentemente a la conclusión del proceso de paz sostenible. Su convocatoria de oración por la gente en Siria y otros lugares ha sido apoyada con gusto por nuestras iglesias miembros y como CMI hacemos lo que podemos para alimentar la esperanza de la paz con justicia para el pueblo de Siria y por la presencia futura y el testimonio de las iglesias cristianas en el Medio Oriente.
Nos comprometemos a seguir orando por Ud. - y con Ud. y San Francisco de Asís - que Dios nos haga instrumentos de su paz.
Su Santidad, que el Dios Trino de la Vida siga bendiciendo su ministerio con gran alegría, y que Dios nos conceda a todos muchas oportunidades de servicio conjunto de unidad, justicia y paz.
Reverendo Dr. Olav Fykse Tveit, Secretario general del CMI
Foto (CMI): Francisco, Obispo de Roma, y el Rev. Dr. Olav Kykse Tviet.
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